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jueves, 9 de febrero de 2012

Cuando perdí mi musa

Al escribir siempre pienso en alguien que me llene, pero he sufrido su pérdida.
No me salen las palabras correctas, ni el mensaje que quiero transmitir... Si quiera mi cabeza es capaz de pensar a la hora de ello.

Odio leer todo lo que escribía y pensar posiblemente ya no lo vuelva a hacer...
Mi adolescencia se basa en el pensamiento dramático que todos tenemos por dentro, a esta edad lo acompaña las hormonas.
Si no tengo ese pensamiento tan dificil de encontrar, a menos que por las noches sufra una melancolía profunda, ¿cómo llenaré las páginas blancas de mi cuaderno?

Estoy dejando muy atrás la lectura, y eso me preocupa. Fallo al leer por la falta de práctica. A lo mejor, el escribir también es algo que tienes que practicar contínuamente para que te salga algo mejor.
Y... Si no practico más veces ninguna de estas dos costumbres tan esenciales, ¿me quedaré tonta de por vida?

Aprender a escribir sin depender de alguien es algo a lo que se tiene que enfrentar un escritor tarde o temprano y, creo, que llegó mi hora.

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